Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Cuando uno tiene hijos vive una experiencia inigualable llena de amor y sentimientos intensos que llegamos a pensar que nunca se van a repetir, pues uno le entrega la vida, el descanso y la tranquilidad a la crianza de los hijos, sin embargo cuando se es abuelo, tener hijos cobra una dimensión nunca antes pensada. Los nietos son una segunda oportunidad de hacer las cosas que con los hijos no sabíamos que se podían o que nos daban demasiada ansiedad, pues como padres primerizos todo nos da miedo; como abuelos primerizos, ya tenemos la experiencia y la paciencia.
Para muchas personas ser abuelos es una hermosa oportunidad de disfrutar más el desarrollo de sus nietos; ya habiendo dejado atrás todas las preocupaciones de los primeros bebés. Los abuelos que tienen una buena salud para ayudar a los hijos a criar a los nietos, no desaprovechan cualquier oportunidad que tienen para cuidarlos y disfrutar de todas las ocurrencias e incluso de los berrinches, pues antes cuando se trataba de los propios hijos, había que reprender el berrinche, ahora es cosa de disfrutarlo y consolarlo.
Porque claro, ¿qué abuelo no es consentidor? Deben haber algunos casos aislados de abuelos que no les cumplen todos los caprichos a los nietos, pero la gran mayoría se deshacen de gusto al ver que los nietos acuden a ellos, que les dan abrazos y les piden besos; no soportan ver que la madre les regañe pues cuando están los abuelos presentes todo es abrazos, dulces y felicidad. Esto no es algo malo, al contrario, a los niños les sienta bien saber que cuentan con el abuelo consentidor la abuela que les da de comer toneladas de chocolates cuando los papás no están, ese confort, ese cariño incondicional sin regaños, sin gritos ni castigos les ayuda a los niños a guardar a sus abuelos en lugares muy especiales de su corazón.
¿Y a los abuelos? Muchos adultos mayores, cuando tienen nietos sienten que es una nueva oportunidad de sentirse queridos y volver a ayudar e integrarse a la dinámica de la familia, pues muchos de ellos son relegados cuando los hijos hacen sus vidas, eso los lleva a depresiones y angustia.
El sentido de pertenencia, el vínculo y lazo familiares también se refuerzan con la convivencia entre abuelos y nietos; a los nietos les sirve entender el mundo no solamente desde la perspectiva de los padres, sino tener también la aproximación de los abuelos que por tener más experiencia, tienen más sabiduría que los mismos padres.
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