Sexualidad en la tercera edad, ¿Un mito?

La sexualidad humana nos acompaña desde que nuestra vida comienza, siendo uno de los aspectos más importantes tanto a nivel fisiológico como emocional y cognitivo. Muchas personas ven a los adultos mayores como seres asexuados, que no sienten deseos ni mantienen relaciones sexuales, sin embargo, aunque puedan existir síndromes geriátricos que interfieran con la erección o la lubricación vaginal, el deseo continúa, así como la posibilidad de tener una vida sexualmente plena.

Durante la tercera edad, los cambios fisiológicos producen una transformación en el sentido del erotismo, ya que muchos adultos (especialmente varones) tienen gran dificultad para tener una erección, además pueden sufrir mayor agotamiento durante el acto, que incluso les provoque un episodio cardiovascular al forzar su organismo para alcanzar el clímax. Sin embargo, es importante diferenciar entre genitalidad y sexualidad, redescubriendo otras vías de placer: las fantasías sexuales, los besos, las caricias, la contemplación del ser amado y de la forma en que han compartido una vida entera, cobran mayor peso en la pareja de la tercera edad.

Si bien la vejez puede traernos limitaciones físicas para el placer sexual, podemos encontrar otras formas más creativas para dar y recibir placer.

La cultura occidental ha dado mucho peso a la penetración sexual, señalándola como la más importante para alcanzar el orgasmo; si logramos dejar atrás las altas expectativas, podemos llegar a una nueva etapa sexual, donde el placer es más profundo y nos une aún más a la pareja. Los especialistas indican que aquellas personas con mayor capacidad de resiliencia afrontan mejor el cambio cuando se trata de sexualidad, añadiendo formas más creativas de llegar al clímax erótico sin tener que dañar su salud.

Por otro lado, muchas parejas deciden detener su actividad erótica por considerarse viejos o por temor a algún episodio cardiovascular; sin embargo el sexo también es un ejercicio, que forma parte de la salud integral y que no debe quedar relegado por haber llegado a la edad de oro.

La vida sexual puede interferir por padecimientos como diabetes o hipertensión, entre otros, por lo que es importante hablar con el médico sin tapujos y comentarle todas nuestras problemáticas para que prescriba un tratamiento que permita mantener una erección o lubricar lo suficiente a la vagina. Algunos pacientes han comentado que sus médicos les prohibieron el acto sexual debido a sus condiciones de salud, pero esto no debe interferir con otras formas de placer, como las fantasías en pareja o incluso el autoerotismo.

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