Inmortalizar el pasado escribiendo nuestras memorias.

Los años que transcurren sobre nosotros nos quitan muchas cosas: la movilidad, la seguridad y a veces las ganas de hacer las cosas, pero no hay que desilusionarse, al contrario, debemos despertar todos los días pensando que es un gran beneficio poder vivir un día más. Una de las cosas que los años nos quitan que es probablemente la más dolorosa, son las memorias, los recuerdos de nuestra vida, que son lo que nos hacen lo que somos, nos hacen ver las cosas de una manera específica, son nuestra personalidad, la cual si perdemos, somos nadie.
Hay quienes dicen que recordar es vivir, que no hace falta tener algún distractor externo, que nuestra memoria es más que suficiente para poder hacer viajes a lugares que nadie más conoce.
Escribir no solamente nos ayuda a revivir, sino que nos ayuda a ejercitar nuestra memoria. El hecho de escribir ayuda a que muchas partes de nuestro cerebro se pongan en funcionamiento, recordar las palabras, recordar las letras, trazarlas, darles puntuación, espacio, cambiar de mayúscula a minúscula, son cosas que nos convierten en personas más ágiles en la comunicación. Pero no solamente eso, sino que al escribir nuestras memorias estamos ejercitando la capacidad que tenemos de recrear espacios, recrear situaciones, personas, recordar nombres, texturas, alturas, callejuelas, colores, etc., esto es obviamente un excelente ejercicio para nuestra memoria ya que después de escribirlo podemos releerlo y agregar algunos detalles que probablemente la primera vez olvidamos, ejercitando al doble nuestra memoria.
Hay varias formas literarias de escribir, lo único que debemos tomar en cuenta es la que más nos guste, puede ser en forma de narración, ya sea en primera persona o con narrador; a algunas personas les gusta más el estilo de tener a un narrador, ya que podemos así darle al personaje atributos muy galantes por parte del narrador, como por ejemplo “Entonces llegó Juan, alto, agraciado, apuesto, las personas decían en el pueblo que era un conquistador ya que no había alguien a quien no agradara, tenía un gran porte y personalidad inigualables…”, es divertido ya que hablamos de nosotros mismos pero en boca de alguien más.
Puede ser en forma de obra de teatro o en forma de documental, lo que más conviene es ponerse a escribir y dejar que salga como salga, la forma literaria es lo de menos mientras estemos expresando lo que queremos expresar, la escritura es una de las mejores maneras de conservar la memoria fresa y un cerebro ocupado y sano.

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